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La regla de oro de las empresas altamente productivas

¿Le ha sucedido que a pesar de sus esfuerzos, los resultados que se dan de su empresa, su negocio, su equipo de trabajo no resultan ser lo que esperaba? Una realidad frustrante que padecen muchos empresarios, emprendedores, dueños de negocios, gerentes, jefes y que es más común de lo que parece. Cuando se ven en este tipo de situaciones utilizan la estrategia de “lanzar el salva vidas”, acciones que solucionen la incomodidad de no lograr lo que se espera.

El Dolor de Cabeza

Es muy común encontrar problemas en los procesos, en algún punto de la cadena de valor o varios que presentan fallas, y se pueden ver en muchas empresas las consecuencias de estas situaciones:

  • problemas de bajo rendimiento por parte del personal,
  • dificultades en el servicio al cliente que degenera en pérdidas de clientes, quejas,
  • problemas de pos ventas,
  • equipos comerciales con realidades que podrían ser mucho mejores,
  • división interna,
  • clima laboral enrarecido,
  • liderazgo con dificultades,
  • todo esto, generando resultados en ventas que muchas veces no son halagadores.

Estas circunstancias llevan a muchos líderes de negocios, empresas, directores de departamentos de diversas organizaciones a pasar buena parte de su tiempo, lidiando con eventos del día a día que exigen su atención, “urgencias” que los consumen, terminando sin tiempo para dedicar a esas actividades que son cruciales en la gestión de sus negocios.

Sin notarlo, esas “urgencias” terminan convirtiendo al estratega de la empresa, es decir al gerente, al líder, al jefe, al empresario en un operativo más, con la diferencia que este, es quien ostenta la responsabilidad de esa organización. Los directivos que sienten que “tienen que estar en todo” reflejan un síntoma de problemas más profundos que merecen mayor atención.

Sólo piense cuanto tiempo desperdiciado, esfuerzo perdido, cuántos resultados que se dejan de obtener, toda una estructura organizacional forzada como si se tratara de caminar amplias distancias pero saltando en un solo pie, llevando al detrimento de los resultados organizacionales. Curioso, se hacen enormes esfuerzos, pero los efectos derivados de esos compromisos, no son consecuentes.

¿Y la solución?

Stan Davis decía: “Cuando cambia la infraestructura, retumba todo”. La regla de oro de las empresas altamente productivas nos orienta a cambiar de foco, a cambiar el paradigma subyacente que se concentra en el hacer, en la solución frenética de las “urgencias del día a día” y enfocarse en lo que se espera lograr, y en los procesos que se invierten para lograr eso que se aspira alcanzar.

Parafraseando a Stephen Covey, muchas de nuestras prácticas modernas de gestión tienen asiento en el pasado, en una era moderna que pide a gritos otros modelos. Control, control, control. Estrategias del tipo “la zanahoria y el garrote” para motivar al personal, incluso hasta consigo mismos, entre tantas prácticas desgastadas, y que provocan que se empleen enormes cantidades de trabajo con resultados que no corresponden a esos esfuerzos.

Con modelos de gestión obsoletos aplicados en un era que se mueve desde perspectivas distintas, seguiremos pagando las consecuencias de forzar las estructuras organizacionales. No se puede pretender obtener resultados extraordinarios, con soluciones simplistas, arcaicas, y que no están a la altura de los retos de los nuevos tiempos.

La regla de oro de las empresas altamente productivas

Como un tesoro, como el santo grial de la gerencia, resulta esta regla, la regla de oro de las empresas productivas. La regla está orientada a definir sistemas de gestión que se autogestionen, mediante alternativas estratégicas y operativas que se alimenten a sí mismas, se retroalimenten y se autodireccionen, sistemas interdependientes, donde quienes dirigen puedan desde la tranquilidad, dedicarse a gerenciar de formas efectivas sus negocios.

La regla de oro de las empresas altamente productivas nos permite comprender que las empresas son sistemas orgánicos que bien gestionados funcionan con independencia de la gerencia, de la figura del líder. Los sistemas obsoletos hacen que las empresas se muevan en función de la presencia del líder. Si el líder, jefe, gerente está, la organización tiene un ritmo, sino, lo hace de otro modo. Los sistemas dependientes obligan a la figura de autoridad a estar, de lo contrario, las cosas no suceden.

El objetivo, crear un sistema de gestión eficiente y efectivo.

Hector Mora

MASTER EN DIRECCIÓN ESTRATÉGICA Universidad Europea Miguel de Cervantes – España (En Curso)Profesional en Mercadeo y Publicidad (UDES) Psicólogo (en curso) Politécnico GrancolombianoGerente H&M Consultoría Empresarial Autor de los libros (13 libros): Cómo Convertir a los Recursos Humanos en Seres Extraordinarios El Cliente del Siglo XXI Desarrollo Humano, Calidad de...

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