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Algoritmos, la mano invisible de los mercados

Ni el miedo a una gran recesión, ni la quiebra de una gran multinacional. La mayor caída de la historia de Wall Steet por puntos ha estado condicionada… por la decisión de un puñado de algoritmos. Es cierto que tuvo una explicación racional: el temor a que el nuevo presidente de la Reserva Federal (Fed) acometa la normalización monetaria de forma abrupta. O la lógica recogida de beneficios tras catorce meses de ganancias en el Dow Jones. Con todo, argumentos sin la fuerza suficiente como para desatar la volatilidad que ha vivido el Dow Jones en las últimas sesiones.

El índice ha caído en torno a un 5% esta semana. El lunes y el jueves fueron días «negros». Sesiones marcadas por el nerviosismo que dieron paso a hipótesis catastrofistas. Y mientras, los analistas se mantienen impasibles. Roberto Berzal, de Orey iTrade, señala que «los robots con los que operan las grandes firmas de inversión tienen mucha responsabilidad en las caídas producidas en los últimos días».

El bróker explica que estas máquinas, utilizadas por los grandes inversores, están programadas para lanzar órdenes de venta masivas cuando se cumplen determinados condicionantes en un valor u ocurren determinados acontecimientos. Es cierto que cada inversor cuenta con su propio algoritmo, lo que provoca que los parámetros escogidos para adquirir una acción sean distintos. Pero no así los que se toman en cuenta para vender. «Suelen ser los mismos, lo que da lugar a subidas escalonadas y caídas violentas», explica Joaquín Robles, de XTB.

Con este sistema, un dato positivo -como fue una mejora en la creación de empleo en Estados Unidos por encima de lo esperado- se puede convertir en la chispa que desata el pánico en el mercado. Los algoritmos interpretaron el lunes que este crecimiento generaría más consumo, más inflación y, en consecuencia, subidas en los tipos de interés más virulentas. En cuestión de nanosegundos, ejecutaron órdenes masivas de compras. Agudizando así el descenso.

Para Berzal, la presencia de máquinas para agilizar las órdenes del mercado también supone una oportunidad para los grandes fondos, que aprovechan el impacto de sus algoritmos para regresar a un mercado mucho más «barato». Y es que aunque la presencia de estos robots puede parecer un mecanismo extraño, según Robles, la realidad es que «entre un 40 y un 50% de las órdenes de compra y venta que registra la Bolsa las realiza un algoritmo. A partir de cierto nivel, todos los inversores cuentan con uno».

Estos sistemas informátivos ya causaron ciertos «estragos» en el pasado. El analista de Orey recuerda que en el verano de 2015 hubo jornadas en las que las máquinas provocaron llamativos descensos tomando como referencia las cifras macroeconómicas de China.

En este caso, el caldo de cultivo ha sido el repunte de la renta fija en detrimento de la variable. Junto al mencionado dato del paro de Estados Unidos hay que recordar que esta semana se ha materializado el cambio de ciclo en la Fed, con Jerome Powell relevando a Janet Yellen. Para los inversores, son señales de que se va a acelerar la normalización monetaria y que la rentabilidad de la Bolsa (el Dow Jones cotiza en máximos) será menor que la de otros activos (el bono estadounidense ya ofrece un 3%).

Una senda bajista que, sin embargo, no será continua. Ayer, el Dow Jones comenzó la sesión de ayer rebotando cerca de un 1% tras varias sesiones a merced de la volatilidad.

Números rojos en Europa
Eso sí, lo que es innegable es su impacto en el Viejo Continente. Dicen los brókers que cuando Estados Unidos estornuda, Europa se resfría. Tanto a nivel económico como bursátil. Parecía imposible, por tanto, que el mercado nacional lograra escapar a la tendencia bajista marcada por Wall Street.

El Ibex cerró ayer su peor semana desde el Brexit. Una semana en la que la que la Comisión Europea ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento para el país hasta el 2,6% para este año, una décima más respecto a su última estimación, realizada en el mes de noviembre. Una semana en la que la cotización del euro registró una caída respecto al dólar superior al 2%. Wall Street ha pesado más que todo ello en el mercado español.

La Bolsa cerró ayer con una bajada del 1,2%, hasta los 9.369 puntos básicos. El resto de índices europeos cosecharon resultados similares. París cayó un 1,41%, Milan descendió un 1,33%, Fráncfort cedió un 1,25% y Londres bajó un 1,09%. Los peores resultados procedieron del mercado asiático, el más condicionado por el retroceso del 4,15% que cosechó el Dow Jones el jueves. Shanghái y Shenzhen perdió el 4,27%; Hong Kong, el 3,1% y Tokio, el 2,32%

En el conjunto de la semana, el selectivo español retrocedió un 5,6%. Lejos quedan ya los 10.609 puntos, máximos del año, que se alcanzaron el pasado 23 de enero. Con el resultado cosechado ayer, la Bolsa española ya arroja un balance negativo superior al 4% en lo que va de año.

¿Continuará la senda bajista durante las próximas sesiones? Todo dependerá del mercado americano. «De cara a la próxima semana esperamos una estabilización en los mercados de renta variable y que el selectivo español pueda recuperar la zona por encima de los 9.650 enteros, que en el pasado actuó de fuerte soporte», señala Joaquín Robles. Eso sí, el analista añadeque, la Bolsa española podría caer hasta los 9.200 puntos si Wall Street no reacciona.

En Deutsche Asset Management (Deutsche AM) coinciden en que se mantendrá la volatilidad. La entidad básicamente señala que «según los datos históricos, la reciente corrección en los mercados no es un hecho destacable». Su análisis sostiene que la política expansiva de los bancos centrales había creado una situación «excepcional» que había eliminado casi por completo la incertidumbre del mercado americano. «Los mercados de acciones parecían cada vez más una apuesta unidireccional», afirman.

Con la previsible retirada de estímulos y la vuelta a la «normalidad» monetaria, lo habitual será asistir a correcciones como la vivida esta semana. Es decir, la nueva era que se abre camino en los bancos centrales impulsará la inestabilidad en el mercado.

Lo realmente extraño, explican desde Deutsche AM, fue el recorrido que tuvo la Bolsa americana en 2017, cuando las pérdidas desde niveles máximos fueron «excepcionalmente pequeñas», pese a que ya estaba en marcha la subida de tipos de interés. «La recogida de beneficios se va a prolongar, por lo que no es descartable que en el futuro se produzcan correcciones como la vivida esta semana. Dependerá, en gran parte, de cómo de abruptas sean estas órdenes de venta», puntualiza el analista de Orey.

Adam Smith, uno de los padres de la economía moderna, tenía la teoría de que existía una mano invisible que permitía al mercado regularse por sí mismo. La evolución cosechada en el Dow Jones esta semana evidencia que esa «mano» realmente existe. Está robotizada. Y tiene un criterio propio.



  • Ver original en Diario ABC
  • Publicado el sábado febrero 10, 2018


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